Producto natural: La tierra (arcilla), junto al agua y el fuego son la materia prima de una baldosa cerámica, y hacen de este material un producto natural.
Duraderas y resistentes: A durabilidad ningún otro material gana a un pavimento cerámico. Es resistente ante el paso del tiempo, el desgaste y los cambios climáticos.
Antialérgicas e higiénicas: Son el material preferente a la hora de cubrir los suelos y las paredes de estancias como el baño y la cocina, por sus propiedades antibacterianas y su carácter impermeable.
Antideslizantes: Algunas baldosas cerámicas modifican su acabado superficial, sin alterar su aspecto estético, para adecuar sus prestaciones de resistencia al deslizamiento. Resultan especialmente adecuadas para el baño o para andar descalzos.
Muchos diseños: Con los infinitos formatos, colores, acabados, tamaños y las miles de posibles combinaciones, el único límite es nuestra imaginación.
Versátiles: Los materiales cerámicos valen para todo, tanto en interiores como en exteriores. Podemos usarlos en suelos y paredes, pero también para revestir muebles de obra o elementos decorativos. El material se adapta; sólo hace falta un poco de creatividad.
Fáciles de mantener: Sólo requieren una limpieza regular con un paño húmedo. Podemos usar algún limpiador si la superficie presenta algo de suciedad o grasa.
Ideales para decorar: La gama y el rango de precios es cada vez más amplio. Así se multiplican la posibilidades de encontrar la opción decorativa idónea, ya sea para el interior o el exterior de la casa.