Una puerta para ricos y otra para pobres; o, al menos, otra puerta para los pobres. La ocurrencia, rescatada del remoto pasado, es una realidad en Nueva York, aunque por poco tiempo. Las «puertas para pobres» parecen tener los días contados. La aprobación de una entrada separada para los ocupantes de apartamentos asequibles en una nueva torre de viviendas en Nueva York ha vuelto a convertir las ya bautizadas como «puertas para pobres» en el gran debate urbanístico en la Gran Manzana. La práctica, que recibió luz verde durante el mandato del anterior alcalde, Michael Bloomberg, podría tener los días contados, pues el nuevo regidor de la ciudad, Bill de Blasio, y numerosos políticos locales quieren acabar con ella.
«El sistema de dos puertas es una afrenta para la creencia de los neoyorquinos en la justicia y la diversidad en nuestra ciudad«, denunció la presidenta del distrito de Manhattan, Gale Brewer, en declaraciones recogidas por el diario New York Daily News.
El criticado sistema surgió como consecuencia de los incentivos que la ciudad ofrece a los constructores para que incluyan viviendas asequibles en sus desarrollos. A cambio de incluir apartamentos que se alquilan a precios más reducidos, los promotores inmobiliarios pueden recibir permiso para construir más unidades y beneficiarse de descuentos fiscales, en una medida diseñada para aumentar la cartera de pisos baratos a disposición de familias con ingresos bajos.
Así, en el caso que ha reavivado la polémica en los últimos días, la constructora diseñó un proyecto con 219 exclusivas viviendas a precio de mercado con vistas al río Hudson y con otras 55 de precios «asequibles» que dan a la calle en un segmento separado del edificio y a las que, además, se accederá por otra puerta.