Debemos saber a qué mejores hipotecas podemos acceder y para ello hay que tener en cuenta las siguientes variables:
Cuánto dinero ahorrado tenemos para empezar
Si no se tienen ahorros y se pretende una hipoteca 100% más gastos, lograrlo es prácticamente imposible. Se tiene alguna posibilidad si se aporta una segunda garantía, es decir, que un familiar se avenga a firmar como hipotecante no deudor, hipotecando una parte de su casa libre de cargas, además de la hipoteca sobre la casa que se va a financiar.
Los ahorros mínimos que se tienen que aportar son para cubrir los gastos, que rondan el 15%. Entre las opciones del mercado, para casi todos los bancos aportar el 20% del precio es necesario si se quiere tener opciones de que concedan el préstamo. Sólo la hipoteca Naranja de ING puede llegar a financiar el 100% del precio de compra-venta.
Nuestra nómina, nuestro contrato
Los clientes tipo que buscan los bancos a la hora de concederles hipotecas competitivas para comprar vivienda son los funcionarios y los indefinidos con mucha antigüedad (de empresas y sectores a los que la crisis no haya afectado demasiado).
Las entidades financieras hoy en día no aceptan, salvo excepciones, contratos por obra o servicio ni temporales. En el caso de los autónomos, además de exigir varios años de alta, estudian con lupa el tipo de sector en el que opera y su experiencia, además de las declaraciones fiscales; el emprendedor reciente poco o nada tiene que hacer si pretende comprarse una casa.
En cuanto al importe de los ingresos netos de los solicitantes de la hipoteca, la cuota de la hipoteca no debería superar el 30 o 35% de estos (el ratio máximo de endeudamiento). Es decir, si cobran en total 2.500 euros, la cuota máxima que el banco calcula que pueden pagar es de entre 750 y 875 euros. La clave es el tipo de interés que toman para el cálculo, que va a depender de cada entidad. Tomando un prudente 5%, la hipoteca máxima a 30 años que podrían contratar sería de entre 140.000 y 163.000 euros. Cuando los parámetros de estabilidad o ingresos van justos, muchas veces los bancos piden aportar avalistas. Además de no superar el ratio de endeudamiento, la oferta hipotecaria actual acostumbra a fijar unos ingresos mínimos que rondan los 2.500 euros.
Abusando de los productos asociados
Lo más frecuente es que el banco “recomiende” domiciliar la nómina, determinados ingresos domésticos, la contratación de tarjetas de débito y crédito, además de los seguros de hogar y vida. A más exigencias de vinculación, peores hipotecas, si el resto de factores son similares. Esta práctica no se ajusta a la legalidad si además imponen la aseguradora con quién contratar. Incluso algunos bancos quieren que se contraten planes de pensiones o seguros de ahorro, o bien fondos de inversión u otro tipo de inversiones.