Comer sano, beber unos dos litros de agua al día, hacer ejercicio y dormir unas 8 horas. Son los cuatro pilares de una vida sana. Del último de todos ellos, conviene recordar que alrededor de un tercio de nuestra vida lo pasamos en la cama. De modo que el estado y calidad de nuestro colchón no es una cuestión sólo de hogar y decoración, sino de salud.
Conviene comprar un buen colchón, gastar tal vez un poco más de lo que pensábamos, y después saber cuidarlo para mantener su vida en buenas condiciones. Sin embargo, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), España es uno de los países en los que más se tarda en cambiar de colchón. Según los fabricantes, deberíamos reemplazar los colchones al cabo de unos 10 años de uso.
Sin embargo, en los análisis que hace la OCU –sometiendo los colchones a pruebas de laboratorio que simulan un uso normal durante ese plazo– la gran mayoría sobrevive sin desgastes considerables. Un buen colchón puede durar diez años y hasta más. Las pautas que da esta organización para conseguirlo son estas:
Procura mantener tu dormitorio libre de humedades. Los ambientes húmedos y cerrados favorecen el desarrollo de hongos.
Cada día, antes de hacer la cama y sea cual sea la estación, abre las sábanas y ventila la habitación para ayudar a que se evapore el sudor. No hagas la cama hasta que pase un rato.
Usa una base adecuada para cada tipo de colchón.
Protege tu colchón con una funda y cambia con frecuencia la sábana bajera, que va a continuación.
Salvo que el fabricante lo desaconseje, voltea el colchón regularmente, cada tres o cuatro meses, colocando la cara que estaba abajo, arriba y la parte donde apoyabas la cabeza, en los pies.
Limpia el colchón con un cepillo de mano, en vez de pasarle la aspiradora, sacudirlo o ponerlo a ventilar en un patio o terraza.