Que salten los plomos es algo más común en invierno, con muchos electrodomésticos funcionando a la vez. En realidad lo que salta es el diferencial que nos advierte de que se superamos la potencia contratada. Se corta el suministro eléctrico momentáneamente porque nos falta potencia.
Antes de iniciar cualquier trámite, el usuario tiene que asegurarse de qué término de potencia será el más adecuado para su vivienda para así evitar pagar más en la factura de la luz. Actualmente, los dos métodos más utilizados por los consumidores son la calculadora de potencia, que ofrece una estimación basándose en los aparatos eléctricos del domicilio o contratar a un electricista que se acerque a la vivienda y le ofrezca un asesoramiento sobre el término necesario.
La distribuidora de la zona sólo permite gestionar un cambio de potencia contratada al año. Además, hay que tener claro que el trámite para incrementar la potencia eléctrica supone elevar el término fijo de la luz, lo que implica que el cliente debe pagar más en este aspecto.
El usuario tiene que contactar con la comercializadora escogida, asegurándose de tener todos los datos en el momento de la solicitud y facilitándole la siguiente documentación al operador que se encargue de atenderle:
- Información del titular del suministro eléctrico.
- Confirmar la cuenta bancaria.
- Dirección completa de la vivienda.
- Facilitar la potencia eléctrica actual y la nueva.
- Código Universal del Punto de Suministro (CUPS), que siempre viene indicado en cualquier factura anterior.
- Boletín Eléctrico de la vivienda. Este documento es necesario para viviendas con más de 20 años de antigüedad o si se solicita un término de potencia superior al soportado por la instalación.
Con toda esta documentación, la compañía de electricidad inicia la tramitación. El incremento de la potencia eléctrica tiene un plazo de 15 a 20 días hábiles, donde un técnico se acerca hasta el domicilio del cliente y cambia el actual término de potencia por el nuevo.