Calefacción de gas
Es una de las fuentes de energías más empleadas en los hogares españoles. Se trata de una energía limpia, eficaz, que no contamina. Tanto para la calefacción, cocina y la producción de agua caliente se puede elegir entre 3 tipos de combustible: gas natural, gasóleo C o gas propano.
El primero resulta perfecto porque no hay que preocuparse por su almacenamiento ni distribución. Sin embargo, su suministro no suele llegar lejos de las ciudades. El segundo, el gasóleo C, resulta algo más peligroso, ya que se debe almacenar en tanques dentro de casa; también es más contaminante y sucio, aunque es una buena elección para calentar hogares grandes. El gas propano es perfecto para casas grandes o viviendas en pequeñas poblaciones, ya que tiene una potencia calorífica superior al gas natural y similar al gasóleo; se puede almacenar en el exterior de la casa, en recipientes pequeños o en depósitos, lo que lo hace menos seguro que el gas natural.
Caldera con radiadores de agua
Es el sistema más utilizado en España. El calor se produce mediante la quema de combustibles como el gas natural, en una caldera situada en un local específico y se distribuye a unos elementos terminales (radiadores) mediante el agua, emitiendo el calor a aquellos espacios que lo requieren.
Al estar la caldera situada en otro espacio, puede airearse libremente sin problemas. Esta puede servir a un solo usuario (calefacción centralizada individual), a todo un edificio (calefacción centralizada colectiva), a una barriada e incluso a una ciudad (calefacción urbana).
Calefacción eléctrica por acumulación
Se trata de uno de los sistemas de calefacción más habituales, debido a su instalación sencilla, su mantenimiento y seguridad. A la hora de decantarse por este sistema se debe pensar que, aunque su instalación es mucho más barata que un sistema de calefacción a gas, ya que no se requiere de obra alguna para su colocación, la tarifa eléctrica resulta más costosa que el gas natural corriente.
La calefacción eléctrica es buena opción en regiones cálidas, en las que no se necesita mucha potencia ni tiempo para calentar la casa. También para segundas viviendas, donde el uso se limita a cortos periodos de tiempo, y en hogares pequeños, que se calientan rápidamente.
Calefacción eléctrica por convectores
Este tipo de calefacción funciona mediante una resistencia que calienta el aire que circula por el interior de los convectores. En este sistema, perfecto para hogares ubicados en zonas cálidas, el agua caliente se obtiene mediante un termo. Entre sus ventajas: una instalación barata, sin obras, y un suministro cómodo del agua caliente. Sus inconvenientes: el coste de su funcionamiento suele ser caro y el termo para el agua caliente consume bastante mientras está encendido, aunque no se use.
Emisores termoeléctricos
Los emisores termoeléctricos son radiadores de aceite. Este sistema logra la transmisión de calor a través de un aceite térmico que se calienta mediante una resistencia eléctrica blindada de un acero especial.
Cada radiador es independiente y se puede enchufar en cualquier lugar sin obras, ya que no tiene ni caldera ni tuberías. Llevan incorporado un termostato y un programador, que ayudan a ahorrar energía. Otra ventaja es que, tras apagar los radiadores, estos siguen irradiando calor durante horas. La desventaja es que, si se necesitan muchos radiadores, resulta un sistema caro y se puede necesitar contratar más potencia de luz.
Suelo radiante
El suelo radiante es uno de los sistemas de calefacción más confortables para los climas fríos. Consiste en una instalación cables eléctricos o tuberías por las que circula agua a temperatura elevada, ocultos bajo el suelo de la vivienda. Estos desprenden calor, que se propaga hacia arriba, calentando el suelo y el ambiente de la vivienda.
Contribuye al Aislamiento Acústico
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Entre las ventajas de este sistema, decir que permite ahorrar entre el 10% y el 30% el consumo de calefacción y proporciona un calor agradable y uniforme sin resecar el ambiente. La instalación aporta un aislamiento acústico y térmico adicional y necesita poco mantenimiento. Entre sus desventajas destacan la elevada inversión inicial, las obras que comporta y lo que tarda en alcanzar la temperatura deseada.
Bomba de calor
La bomba de calor permite tener calefacción en invierno y aire acondicionado en verano en un solo aparato, lo que abarata la inversión y simplifica la instalación. Es un sistema eficiente, ya que consume menos energía hasta alcanzar la temperatura deseada, si bien también el calor se dispersa antes. Por eso, es recomendable en climas cálidos o templados con inviernos suaves. Entre sus desventajas, el ruido del ventilador puede resultar algo molesto y el elevado precio de la instalación de la bomba de calor por conductos.