Sin duda hoy en día no hay cosa tan difícil de vender como un piso. Viviendo aún en una crisis económica de la que el común de los ciudadanos no sabe de su fin, cerrar la venta de una vivienda se antoja misión imposible. Si no queremos que nuestro cartel de “Se vende” duerma en el balcón el sueño de los justos podemos al menos hacer bien las cosas. No es garantía de venta, pero cometer errores sí garantiza que no habrá comprador. Hay tres elementos básicos: situación, conservación y precio. ¿Puede ser el agente inmobiliario el cuarto elemento que nos ayude a vender?
Empecemos por la situación. La zona tiene un impacto definitivo sobre el valor de una vivienda, como son las calles, el tráfico, los servicios asistenciales, transporte, zonas verdes, etc. A continuación, la conservación de la vivienda. Las casas nuevas tienen ventajas sobre las de segunda mano, porque están limpias y en condiciones perfectas. Al comprador le parecerán “más de fiar”, pero son más caras. Además, no importa lo antigua que sea una casa; siempre hay formas económicas para hacer que sea atractiva para los compradores. A un buen precio, un piso necesitado de una reforma –esto es, la personalización de quien lo compra– puede resultar tentador. Y el precio, claro. En un mercado a la baja cuanto más deprisa se venda, mejor. Las estadísticas que cita el sector inmobiliario indican que las casas que se venden más deprisa son las que tienen el precio adecuado desde el primer día. Hay que conocer el precio del mercado, el precio de nuestra casa en nuestra zona. Ocurre que las casas que tienen un precio por encima del mercado no solo se tardan más en vender, sino que al final se venden por menos.
Pero, como decíamos, ¿puede ser el agente inmobiliario el cuarto elemento que nos ayude a vender? De entrada hay una desventaja clara: nos costará más porque se lleva su comisión. Consideran que el agente inmobiliario puede influir drásticamente en el proceso de venta de una casa y el precio que obtenga por ella. En teoría, un buen agente nos puede ayudar porque tiene un conocimiento exacto del mercado y buenos contactos, sobre todo con posibles compradores. Además, un agente colabora con otros en su zona en la promoción y venta de viviendas. De este modo, en teoría, nuestro piso tendrá la máxima visibilidad en el mercado.