Vender un piso en este momento es una labor complicada, aunque tal vez algo menos que hace uno o dos años. Y como no están los tiempos para tirar la casa por la ventana, puede ocurrir que estemos vendiendo un piso en el que aún vivimos. Se trata de que la vivienda esté preparada y lista para ser mostrada y hacerla atractiva al comprador y a la vez mantener la comodidad del día a día y hacer su venta soportable. Desde el portal norteamericano de vivienda Zillow apuntan unos cuantos consejos.
La idea básica es que vivir en su casa mientras se encuentra un comprador no debe ser un lastre. Y en ese sentido, para empezar, no se debe poner la casa a la venta si no estamos listos para vender. Eso significa poner un precio justo y atractivo, para que el desfile de hipotéticos compradores no se haga eterno.
Organizar y empaquetar
Para facilitar el “movimiento de venta” hay que desprenderse de todo aquello que no vamos a necesitar. Dado que habrá que hacerlo cuando cerremos la venta, mejor empezar ya. Organizar y empaquetar hará mas espaciosa la vivienda, es decir, más visible y visitable. Nuestras cosas, las más personales, sólo nos interesan a nosotros. Puesto que el piso no podrá estar vacío, al menos que esté “vaciado” de personalidad en la medida de lo posible.
La ayuda de un trastero
Invertir en un trastero por unas semanas o meses puede ser conveniente. Demasiados muebles o habitaciones desordenadas es contraproducente: dan sensación de menos espacio.
Cocinas y baños despejados
Las mesas de la cocina deben estar lo más vacías posibles. Si podemos, mejor guardar en cajones y armarios el menaje y los pequeños electrodomésticos que estén a la vista y que no utilizamos regularmente. Lo mismo para el baño.
Un plan para las visitas
Debemos ser organizados con el orden del piso, repasarlo cada semana para que el día a día no nos sumerja en el caos. De igual modo, conviene programar las visitas de los compradores potenciales.