Puesto que hemos sido reyes del ladrillo, no debería extrañarnos que lo seamos también del ascensor. El dato más reciente de la Federación Empresarial Española de Ascensores, el de finales de 2013, indica que en España funcionan 1.021.953 ascensores. De hecho, el nuestro es el país del mundo con más ascensores por persona.
Según un informe del banco Credit Suisse, España es el país del mundo con más elevadores y montacargas por persona, hasta 19,8 por cada 1.000 habitantes. Ese dato supone que España tiene casi el doble que la media de la Unión Europea y siete veces más que Estados Unidos –dato menos sorprendente puesto que en ese país abundan más las casas unifamiliares que las viviendas en bloque–. Italia con 14,7 ascensores por cada 1.000 habitantes ocupa el segundo lugar y Corea del Sur el tercero con 12.
La explicación de nuestra afición a los ascensores, o nuestro rechazo a las escaleras, está en que vivimos en pisos y casi siempre como propietarios. El informe del que se hace eco la publicación Quartz señala que en 2012, aproximadamente el 65% de la población vivía en bloques de pisos, muy por encima de la media europea del 46%.
Y nos gusta ser dueños de la vivienda que habitamos. Aunque la crisis ha aumentado el porcentaje de españoles que vive en alquiler, según Credit Suisse, el 83,2% de los españoles vive en una casa de su propiedad (aunque eso implique al banco al que paga la hipoteca). Nos sigue Irlanda, con el 81,4%y Grecia con el 73,2%.
Pero los españoles no siempre estuvimos tan predispuestos a ser dueños de nuestra casa. Hasta bien entrada la década de los 50, menos de la mitad de la población era propietaria de su vivienda. En este punto, el relato de Quartz señala que la dictadura de Franco cambió el marco, al fomentar la compra de casas baratas y complicar el acceso a un alquiler.
Somos líderes con ese millón largo (1.021.953 ascensores) y aún puede haber más, porque aunque el ritmo de construcción de nuevas viviendas ha caído con la crisis, sí ha aumentado y seguirá haciéndolo el de viviendas reformadas, por ejemplo, para instalar ascensor. Se estima que hay unos 800.000 edificios que carecen de elevador.
